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ÁVILA, ALIMENTO PARA EL ESPIRITU, LA CULTURA Y EL ALMA

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Valle del Tietar

Hablar de Ávila puede llevar a diversos puntos. Puede sumergirnos en una apasionante discusión sobre capítulos elementales de la historia de España y sobre su arquitectura; puede llevarnos a detalladas descripciones de singulares ecosistemas y faunas, puede remitirnos también a una interesante discusión de carácter espiritual y religioso o puede, simplemente, evocarnos una gastronomía tan suculenta como particular. Otra opción sería la de dejar de hablar y dirigir nuestros pasos hacia las maravillas que entraña la provincia de Ávila.
En Ávila se funden recuerdos de los místicos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, las hogueras de la Inquisición de Tomás de Torquemada, el reinado de Isabel la Católica, el desarrollo del arte Mudéjar o la ignota herencia de los Castros y los Verracos Celtas. Recuerdos, todos ellos, que permanecen vivos gracias a una inagotable serie de iniciativas destinadas a no entorpecer nuestra memoria histórica, en medio de un entorno que nos tienta a definirlo como bucólico.

Isabel la Católica, el Arte Mudéjar, las Edades del Hombre
Al cumplirse los quinientos años de la muerte de Isabel de Castilla, más conocida como Isabel La Católica, no pocas iniciativas se han llevado a cabo para explorar un poco más las numerosas facetas de su reinado, junto a Fernando de Aragón, entre 1749 y 1504.

En este sentido, a través de un amplio abanico expresivo que incluye artes plásticas y escénicas, cine, literatura, pensamiento... Ávila conmemora este quinto centenario con el objetivo de describir exhaustivamente la política, la personalidad o la cotidianeidad de la Reina Católica. Especial mención merece la exposición "La Vida Palaciega" que durante el pasado mes de junio acogió el Convento de Nuestra Señora de Gracia, en Madrigal de las Altas Torres (pueblo natal de la reina, sito en la Comarca de La Moraña).

Resulta imposible o, cuanto menos, muy difícil hablar de Ávila sin proponer un itinerario a través de su tradición de Arte Mudéjar, de la que destaca la Torre de San Nicolás de Bari, situada en Madrigal de las Altas Torres. Un monumento de visita obligada por su majestuosa altura, por sus preciosos artesonados, por sus sepulcros renacentistas en el presbiterio o por albergar la pila en la que fue bautizada la Reina Católica.

Sin salir de la comarca de La Moraña, una extensa llanura situada al norte de la provincia, y de entre los numerosos templos parroquiales de estilo románico-mudéjar que se pueden visitar, merece la pena acercarse a las iglesias parroquiales de Donvidas y Narros del Castillo.

Valle del Tiétar: naturaleza y gastronomía

Situada en la parte meridional de la provincia, limítrofe con Extremadura, la comarca del Valle del Tiétar es también conocida como "La Andalucía de Ávila". Su clima benigno, merced de la fuerte cadena montañosa de Gredos que la protege del frío, permite una gran fertilidad que da lugar a múltiples cultivos. De entre las maravillas que pueden ser degustadas en el Valle del Tiétar, destacan sus excelentes cerezas, sus higos y sus suculentas castañas, además del eminente queso de cabra que ahí se produce.

Una de las vías de comunicación del Valle del Tiétar es el Puerto del Pico, de bellas y espectaculares vistas, como espectacular es su Calzada Romana.
Otros puntos en los que la naturaleza ha desplegado sus caprichos estéticos más impresionantes son las Cuevas de Águilas (magnífica gruta caliza de estalactitas y estalagmitas, emplazadas a orillas del río Tiétar) y el llamado Barranco de las Cinco Villas.


Vestigios de nuestra espiritualidad... y de nuestro apetito

San Pedro de Alcántara, el poeta místico San Juan de la Cruz, y Santa Teresa de Jesús son nombres que, además del desarrollo espiritual y religioso del país, van directamente ligados a la provincia de Ávila que, como no podía ser de otra manera, ofrece una Ruta de los Místicos, dedicada a visitar los lugares de nacimiento del autor de Cántico Espiritual (Fontiveros), de Santa Teresa (Ávila) y del lugar de reposo de San Pedro de Alcántara (Arenas de San Pedro).
Ya en un contexto un tanto más profano, entre visita y visita, no deja de ser más que recomendable el degustar una gastronomía basada en materias primas de primerísima calidad. Además de los nombrados quesos de cabra y frutos del valle del Tiétar, Ávila ofrece una amplia cantidad de viandas como el cochinillo de Arévalo, el mítico chuletón de Ávila, el pimentón de Candeleda, las truchas del Tormes, las judías de El Barco, los choricitos de Muñogalindo o el tostón de Arévalo... A su manera, también grandes alimentos para el espíritu.